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Literatura del siglo XX de Perú

Los principales narradores de la literatura nacional del siglo XX son Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique, Julio Ramón Ribeyro, José María Arguedas , Ciro Alegría, José Diez Canseco y Enrique Congrains; y los principales poetas son Cesar Vallejo, Jose Maria Eguren, José Santos Chocano, Xavier Abril de Vivero , Emilio Adolfo Westphalen , Cesar Moro, Martin Adan , Jorge Eielson , Javier Sologuren , Carlos Oquendo de Amat y Javier Heraud.

El modernismo se desarrolla en el Perú a partir del poema "Al amor" de Manuel González Prada , publicado en el diario El Comercio en 1867, donde el poeta fusiona un conjunto de géneros poéticos provenientes de Europa, dando como resultado el triolet. Esta tendencia, resultado del cosmopolitismo que vivía el Perú, pronto se desarrolló en otras partes de América Latina, tal es el caso de Cuba mediante la poesía de José Martí, Nicaragua en la voz de Rubén Darío, Argentina mediante Leopoldo Lugones, Uruguay a través de Julio Herrera y Reissig, México en la obra de Manuel Gutiérrez Nájera. A pesar de sus tempranos antecedentes con Manuel Gonzáles Prada, el modernismo alcanzará en el Perú un pleno desarrollo tardíamente, a inicios del siglo XX. Destacó José Santos Chocano, cuya obra grandilocuente que gusta de la retórica y de la descripción de paisajes está en realidad más próxima a Walt Whitman y al romanticismo; Alberto Ureta, cuyos poemas, de tono reflexivo y melancólico poseen mayor calidad y José Bustamente y Ballivian.

Jose Maria Eguren abrió el camino de la innovación en la poesía peruana con sus poemarios La Canción de las figuras 1916 y Simbólicas 1911, próximos al simbolismo y que reflejaban su mundo interior mediante imágenes oníricas, con las que reacciona contra la retórica y el formalismo modernistas.

Hasta 1920 el modernismo era la tendencia dominante en el cuento y la poesía, pero desde 1915 la vanguardia literaria hizo tímidamente su entrada en la musa nacional. Cesar Vallejo, con sus obras fuertemente innovadoras en el lenguaje centradas en la angustia y en la condición humana, pertenece a este período, en el que también aparecieron los poetas Alberto Hidalgo, Xavier Abril, Carlos Oquendo de Amat y los surrealistas Cesar Moro y Emilio Adolfo Westphalen .

El escritor más destacado del momento es Abraham Valdelomar, quien en su breve vida cultivo el cuento, la novela, el teatro, la poesía, el periodismo y el ensayo. Destacan sobre todo sus cuentos, que narran con bastante ternura historias de las ciudades provincianas y, en menor medida, relatos de Lima o cosmopolitas. En 1916 fundó la revista Colónida que agrupó a varios jóvenes escritores y que, a pesar de su breve existencia (tan sólo se publicaron cuatro números) abrió el camino para la entrada de nuevos movimientos como la vanguardia en la literatura peruana.

Otros autores, que junto con Valdelomar inauguran el cuento en el Perú fueron Clemente Palma, que escribió cuentos decadentes, psicológicos y de terror, influido por el realismo ruso y por Poe; y Ventura García Calderón, quien mayormente escribió cuentos exóticos sobre el Perú. También se encuentran Manuel Beingolea, Manuel Moncloa y Covarrubias, "Cloamón" y Fausto Gastañeta.

En el plano del teatro, con escasas obras de valor en éste período, figuran las comedias del poeta festivo Leonidas Yerovi y, posteriormente las obras de denuncia social y cariz político de César Vallejo, que pasaron mucho tiempo antes de ser publicadas o representadas. Ya en los años '40 la influencia tardía del modernismo y del teatro poético se reflejará en las obras de Juan Ríos, a las que se les ha criticado su excesiva retórica poética, generalmente ambientadas en tiempos remotos o en leyendas y que buscan ser un referente general del hombre.

La modernización de la narrativa peruana comenzó con la Generación del '50, con el golpe del General Manuel A. Odría en 1948 y las elecciones de 1950 en las que se autoelige Presidente de la República. Surgen las migraciones del campo a la ciudad y la formación de barriadas y pueblos jóvenes. La literatura nacional estaba influida notablemente por las vanguardias europeas; en particular, el llamado modernismo anglosajón de James Joyce, y sobre todo de William Faulkner y la Generación Perdida. También influyó notablemente la literatura fantástica de Borges y Kafka.

En el Perú el tema principal de la Generación del '50 era el indio, cuyo predominio en la literatura se había iniciado en los años '20 y '30, primero con los cuentos de Enrique López Albújar y más tarde con las novelas de Ciro Alegría. Así empezó la interesante controversia sobre indigenismo e indianismo, vale decir, sobre la cuestión de que no sean los mismos indios quienes escriban sobre su problemática. Esta corriente literaria alcanzó su máxima expresión en la obra de José María Arguedas, autor de Los ríos profundos, Todas las sangres, Agua, El sexto, El zorro de arriba y el zorro de abajo, La agonía de Rasu Ñiti ,quien debido a su contacto con los indígenas en la infancia, pudo asimilar como propias su concepción del mundo y experiencias.

Paralelamente, durante la década de 1950 comienza a desarrollarse con fuerza la narrativa urbana, reflejada en los cuentos de Julio Ramón Ribeyro y que se desarrollará en las novelas y cuentos de Mario Vargas Llosa,Enrique Congrains y Luis Loayza .

Mientras tanto, la poesía de la Generación del Cincuenta vive un primer momento de pureza con Javier Sologuren, Jorge Eielson y Blanca Varela.

Durante ese decenio y el siguiente el teatro experimenta un período de renovación, inicialmente con las piezas de Sebastián Salazar Bondy (generalmente comedias de contenido social) y más tarde con Juan Rivera Saavedra, con obras con fuerte denuncia social, influidas por el expresionismo y el teatro del absurdo. Durante estos años penetrará fuertemente la influencia de Brecht entre los dramaturgos.

La Generación del sesenta en Poesía tuvo a representantes del calibre de Luis Hernandez, Javier Heraud y Antonio A. Cisneros, laureado con el Premio de Poesía Casa de las Américas, otorgado por Cuba.

Es de esta generación Mario Vargas Llosa, que obtiene muy joven el Premio Biblioteca Breve y conforma, junto con Cortázar de Argentina, Carlos Fuentes de México y García Márquez de Colombia el llamado Boom latinoamericano. La ciudad y los perros, la novela galardonada, era la primera obra latinoamericana en asimilar los procedimientos de estilo del modernismo anglosajón, como el monólogo interior y los saltos temporales.

La narrativa peruana en las décadas de 1960 y 1970 no tuvo tanto un carácter generacional cuanto sí ideológico. La literatura era vista como un medio, como un instrumento, para crear una conciencia de clase. Éstos eran años de la revolución en Cuba, y en el Perú el elemento intelectual ansiaba una revolución marxista y apoyaba al ejército cubano (Javier Heraud, p.ej., murió perteneciendo a este ejército, en una incursión en la selva peruana). La verdad es que en este periodo el compromiso social del escritor lo alejó del compromiso con su propia obra. En la década del 1970 surge el grupo "Narración", liderado por Miguel Gutiérrez y Oswaldo Reynoso. Publicaron una revista con el mismo nombre, aunque tenían pensando llamarla "Agua", recordando a Arguedas y a las tensiones sociales que muestra su libro.

En la década del '70 domina el parnaso limeño los movimientos literarios Gleba (Ricardo Falla, Manuel Morales, Jorge Ovidio Vega, y otros), Estación Reunida (José Rosas Ribeyro, Elqui Burgos, Tulio Mora, y otros) y Hora Zero (Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Jorge Nájar, José Carlos Rodríguez, entre otros).Estos movimientos poéticos se caracterizaron por el tono protestatario e iconoclasta del yo poético manifiesto en los textos y por su marcado acento ideológico en pro del socialismo en sus expreciones estéticas. A raíz de una supuesta falta de compromiso social, se producen altercados entre el líder de Hora Zero, Jorge Pimentel, y el poeta, ya consagrado, Antonio Cisneros. En el transcurso de éstos se prodice la curiosa anécdota de que Pimentel retó a "duelo poético" a Cisneros (declamar ambos ante un público casual para que espontáneamente los circunstantes determinen al vencedor), pero éste no aceptó el desafío. Cabe señalar, también, que en este proceso de la literatura, hicieron su aparición Rosina Valcárcel, Sonia Luz Carrillo, Enrique Verástegui, Carmen Ollé, María Emilia Cornejo, Patrik Rosas Ribeyro, Abelardo Sánchez León, entre otros.

En el teatro hace irrupción la creación colectiva frente a las obras de autor. El movimiento fue liderado por varios grupos teatrales surgidos en estos años, entre los que destaca Yuyachkani, creado en 1971.

Para la década de 1980 llega el desencantamiento, el pesimismo: la llegada de una revolución comunista se convierte casi en una utopía; ya no se le espera con ilusión. Es tiempo de la perestroika y los últimos años de la Guerra Fría. Además, la crisis económica, la violencia terrorista y el deterioro de las condiciones de vida en una Lima caótica y superpoblada contribuyeron al desánimo de los escritores. Surgen en este periodo los movimientos de poesía rebeldes o marginales, el movimiento Kloaka, liderado por Roger Santiváñez. Con la disolución del grupo se editó La última cena, auto-antología de Kloaka. Paralelamente surge en este periodo una poesía "culta" y "exquisita", sobre todo con Eduardo Chirinos y Magdalena Chocano. Afloran los primeros y diversificados movimientos de poesía de mujeres. La línea feminista dentro de la cual destacan Carmen Ollé, Giovanna Pollarolo y Rocío Silva Santisteban, otra más lírica, donde destaca Rosella Di Paolo, además del intimismo irónico de Milka Rabasa. Cabe mencionar también a Patricia Alba, Mariela Dreyfus y Dalmacia Ruiz-Rosas. En el plano de la narrativa surge Alonso Cueto, con sus primeros libros de cuentos, si bien su obra literaria sólo se desarrollará plenamente en años posteriores.

En el último decenio del siglo la literatura es más individualista y no se trata de conformar un grupo con un pensamiento político, ni se pone tanto acento en el compromiso social como en la intención estética. Han destacado en el campo dramático Enrique Mávila y Mariana de Althaus, que se han caracterizado por la asimilación de diferentes tendencias teatrales contemporáneas y Alonso Alegría, hijo de Ciro Alegría. En poesía se afianza la figura de Jose Watanabe, que había hecho un trabajo silencioso desde la década de 1970 sin aunarse a ningún debate ni asumir ningún tono político en su obra. En la narrativa la fórmula común es Joven-Urbano-Marginal; de este modo, además de Jaime Bayly, que tiene preferencia por lo sensacionalista, destacan Óscar Malca con Al final de la calle, Sergio Galarza con Matacabros y Rilo con Contraeltráfico. Por otra parte, aparecen algunos escritores cuya obra escapa a los moldes de su generación, entre ellos destacan Mario Bellatin, con Salón de belleza, quien luego viajó a México (su país natal) y se asentó allá como escritor mexicano, Iván Thays, con Las fotografías de Frances Farmer y Patricia De Souza con Cuando llegue la noche.En poesía destaca la obra de Miguel Ildefonso y otros más.

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