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Canciones

de Heinrich Heine (Enrique Heine, 1797-1856)
(traducidas del alemán al castellano para El Museo Universal, 1857)

Wenn Zwei von einander scheiden


Al separarse dos, que se han querido,
¡ay!, las manos se dan;
y suspiran y lloran,
y lloran y suspiran más y más.
Entre nosotros dos no hubo suspiros
ni hubo lágrimas...¡Ay!
Lágrimas y suspiros
reventaron después... ¡muy tarde ya!

Die Mitternacht war kalt und stumm

¡Ay! a la media noche, muda y fría,
solo gemí del bosque entre las sombras,
y de su sueño recordé a los sauces,
que inclinaron de lástima sus copas.

Sie haben mich gequälet

Me hacen mudar de colores,
me atormentan sin cesar,
con sus rencores los unos,
y con su amor los demás.
Me han envenenado el agua,
me han emponzoñado el pan,
con sus rencores los unos,
y con su amor los demás.

Pero ¡ay! la que más tormentos
y más angustias me da,
ni rencor me tuvo nunca,
ni amor me tuvo jamás.


Ich hab'im Traum'geweinet

En sueños he llorado...
¡Soñé que en el sepulcro te veía...!
Después he despertado,
y continué llorando todavía.
En sueños he llorado...
Soñé que me dejabas, alma mía...
Después he despertado,
y aún mi lloro amarguísimo corría.

En sueños he llorado...
Soñé que aún me adorabas, y ¡eras mía!
Después he despertado
y lloré más... y aun lloro todavía.

Die Rose, die Lilie, die Taube, die Sonne

¡Por rosa, lirio, paloma y sol
sentí yo un tiempo dichoso amor...!
Ya no lo siento. -Que es ella
la que amo no más ahora;
Ella, la linda, la esbelta,
la pura, la... en fin, la sola;
Ella, venero de todo amor,
que es rosa y lirio, paloma y sol.

Wir haben viel für eiander gefühlt

¡Mucho, en verdad, los dos hemos sentido,
tú por mí, yo por ti...! ¡Y hemos vivido
llevándonos tan bien...! Y hemos jugado
a marido y mujer, sin que arañado
nos hayamos jamás, ni sacudido.
Juntos en risa y regodeo y broma,
supimos tiernamente
jugar a beso-daca y beso-toma.
Y, cosas de muchachos, de repente
jugar al escondite resolvimos;
y tal jugado habemos,
y tal maña nos dimos,
y tan rebién al fin nos escondimos,
que ya nunca jamás nos hallaremos.

Vergifter sind meine Lieder

¡Que están emponzoñadas mis canciones...!
¿Y no han de estarlo, di?
Tú de veneno henchiste, de veneno,
mi vida juvenil.
¡Que están emponzoñadas mis canciones...!
¿Y no han de estarlo, di?
Dentro del corazón llevo serpientes,
y a más, te llevo a ti.


Du hast Diamanten und Perlen

Tienes diamantes y perlas,
y cuanto hay que apetecer;
y los más hermosos ojos...
¿Qué más anhelas, mi bien?
A tus ojos hechiceros
he dedicado un tropel
de canciones inmortales...
¿Qué más anhelas, mi bien?

¡Con tus hechiceros ojos,
cuán me has hecho padecer...!,
y me has arrojado a pique...
¿Qué más anhelas, mi bien?


Gekommen ist der Maie

Ya vino Mayo; con Mayo tornan
plantas y troncos a florecer,
y en la azulada región del cielo
nubes de rosa cruzar se ven.
Y entre el ramaje de la espesura
de ruiseñores canta el tropel;
y los corderos de albos vellones
por la verdura triscan también.

¡Y yo en la hierba, porque los males
mi voz ahogando, baldan mis pies...!
Y oigo a distancia vagos rumores,
y sueño a veces... ¡yo no sé qué!

Ich liebe eine Blume, doch weiss ich nicht welche

Hay una flor que adoro, mas por mi mala estrella
no sé cuál es mi flor.
Yo miro una por una las copas de las flores
buscando un corazón.
Dan a la tardecita las flores su perfume,
su canto el ruiseñor...
Un corazón quisiera, tan bello como el mío,
tan bello de pasión.

El ruiseñor gorjea... Yo entiendo los gemidos
de su armoniosa voz...
A entrambos nos aflige tal dolor y tal pena,
tal pena y tal dolor.

Ich halte ihr die Augen Zu

Siempre le cierro los ojos
cuando la beso en la boca;
y ella, por saber la causa,
con mil preguntas me acosa.
Y a cada instante me dice
desde la noche a la aurora:
¿Por qué me cierras los ojos
cuando me besas la boca?

Yo no le digo el por qué,
ni lo sé yo propio ahora...
Mas le cierro los ojos
para besarla en la boca.

Die Welt ist so schön

¡Es el mundo tan hermoso,
y es tan azulado el cielo...!
¡Y exhalan tan suavemente
su hálito puro los céfiros!
Y señas se hacen las flores
del valle, de flores lleno;
¡y en el matinal rocío
quiebran cambiantes reflejos!
Y gozan las criaturas
do quiera mis ojos vuelvo...
Y yo, con todo, quisiera
yacer de la tumba dentro,
de la tumba, y replegarme
contra un amorcito muerto.

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