(El corazón)
Tu mano posa sobre el pecho mío.
¿Sientes de un rudo golpe la inquietud?
Es que hay adentro un carpintero impío
que labra mi ataúd.
Y no cesa un instante el golpe fiero...
Y en vano intento al sueño recurrir...
¡Acaba, acaba pronto carpintero,
y déjame dormir!
de Heinrich Heine (Enrique Heine, 1797-1856)
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