Mostrador de roble y nácar
contiene su halo, escuálido , miope.
Boticario sobre un Ojo de boticario
te observa hundido en la distancia
con arañitas bailadoras.
Tú eres mortal.
Curiosa e ignorante.
Aprobados o maldecidos los
medicamentos repararon el corazón
añejo de la aldea.
Triolet no descansa.
No pierde la calma.
Su paso es de gato por la botica
La Francesa.
Esos frascos de losa ya olvidaron
la cuenta de las manos que elaboraban emplastes. El Ojo de boticario es el que sabe.
Su cabeza tornasolada está firme.
Hoy nadie lo molesta.
Hoy nadie pregunta por él.
Habita en un tiempo fuera de tiempo
como yo.
de Lic. Maritza Pardo Hernández
Matanzas, Cuba
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