Me senté en el abedul más próximo a la luna,
Sin saber ni comprender siquiera su verdad;
Estaba exhausto,
Pero aún no había comenzado a caminar;
El incesante vaivén de ideas y pensamientos
Me transmitía una realidad vacía,
Tal vez difuminada por la bastarda luz
De la memoria.
El inconsciente había sido desterrado al abismo;
Había dado al desdén
La oportunidad que tanto anhelaba.
No experimentaba sensaciones,
Solo revivía recuerdos.
El vestigio de riqueza pasional
Había huido,
Asediado por el vil reflejo de la envidia,
De la disciplina, la moral...
Del olvido.
Jamás hallaría el motivo
Para renunciar a la turbia y débil senda;
A mi destino.
Si la desidia
Es la atmósfera en la que me siento seguro,
Continuaré retozando en su regazo.
Alabanzas o resquicios de sinceridad
En un océano de cinismo.
El crepúsculo vaciara mi vida,
Pero nunca logrará eliminar
Mi desafío.
de Aníbal Pérez
Página web creada por su participación en Letra Universal
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