Dear Kameradem

No temo a los brujos, a la erupción, a la negrura,
no temo perder la mano tras arrojar la bomba,
a la horca en una plaza, si me atrapan,
no temo, sino al espesor de la herida.
Porque usted es mi patria quemándose,
y con su amor me llama, a liberarle, del dominio extranjero.


Amor NS, amor comunista, amor sin color:
así de terrible somos en nuestra lucha de poseernos
y si fuera necesario suicidarnos en el bunker.
Es forjar el Nido del Águila, decapitar a los rebeldes,
no dar tregua a la perfección de una raza: la de los amantes.
No permitirse la trampa de lo inferior.


Entrar en usted será como volver a casa,
remover el fuego, empujar el vote,
aprovechar el favor de la corriente,
arrancar las naranjas frente a sus costas,
pescar en el Trankura, besarnos en el Rin.
Entrar en usté será, quizás,
como internarse en el bosque,
y volver a sentir la emoción de una cacería.


Y será como llevar sobre nosotros el latido de los seis millones,
o los quinientos años de la América pacificada,
será un juicio a los carniceros, un tajo que no pare de sangrar.
Nos amaremos con cuidado, siempre perdonando,
iremos desactivando misiles, antiguas granadas,
y haremos fértil aquellas tierras, un memorial.
Iremos reconociendo los restos de los cautivos,
sus cenizas acumuladas en el horno,
sus huesos apiñados en la fosa, el tiempo vendrá.
Aquella noche,
su cuerpo en mi cuerpo, acabándonos, volviendo,
será la locura absoluta, el fin de los tiempos:
usted y yo.


de Gloria Dünkler Valencia
país de origen : Chile, Sudamerica
edad: 30 años


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