Lo conocí en esta estación de tren, un Martes hace no demasiado tiempo. Recuerdo que lo vi bajar del vagón con esa gabardina café y vieja, con la barba incipiente propia de los adolescentes. Yo me encontraba en una esquina, esperando, suplicándole a aquel mismo tren que me devolviese a Antonio, mi prometido, quien se había marchado dos años atrás buscando hacerse de capital suficiente para poder casarse conmigo. El tren se marchó y Antonio no llegó. Como de costumbre, lloré su ausencia sentada en una banca, hasta que él se me acercó.
- Disculpe, señorita…
- ¿Sí?-
- Mire, acabo de llegar de Guadalajara hoy mismo- era el muchacho de la gabardina café quien me hablaba; su voz era dulce, y sus ojos claros me miraban fijamente mientras me sonreía-. Necesito un sitio dónde alojarme esta noche. No conozco el lugar, pero me dijeron que usted trabaja en un hostal...
- Sí, por supuesto-. Interrumpí. Me levanté enseguida y limpié mis lágrimas con las mangas de mi blusa. Le miré a los ojos y me sonrió de nuevo- Sígame por favor.
Lo guié por las calles de tierra, apenas hablándole. Aunque las malas lenguas contaban que Antonio se encontraba en Tijuana ya casado y con hijos, yo lo esperaba en la estación cada tarde desde hace medio año, siempre con la ilusión de volver a verle, y esta era la primera vez que volvía a casa sin llorar. Mi acompañante comenzó a contarme todo sobre su viaje, como quien relata una historia maravillosa. De pronto me detuve y lo miré a los ojos .
- ¿Cómo dijiste que te llamas?
- Antonio.
de Alicia Vallejo
Edad: 19 años
Paìs: Mèxico
Página web creada por su participación en Letra Universal
1 comentario:
Alicia¿no le parece que medio año es muy poco tiempo para formar un hogar y, sobre todo, tener hijos? Este es un detalle muy importante para justificar la presencia en la estación de la novia abandonada y la casualidad de que llegue álguien parecido y con el mismo nombre de Antonio. ¿Será su hijo?
mariofbed@hotmail.com
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