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Patrick White

Patrick Victor Martindale White (Knightsbridge, Londres, 28 de mayo de 1912 - † Sydney, 30 de septiembre de 1990). Escritor australiano ganador del Premio Nobel de Literatura en 1973 por una narrativa épica y psicológica, que ha introducido la literatura de un nuevo continente en el mundo de las Letras.


Nací en 18 de mayo de 1912 en Knightsbridge, London, de padres australianos. Victor White, mi padre tenia cuarenta y dos años, su esposa, Ruth Withycombe, era diez años mas joven. cuando yo tenía seis meses de edad, mis padres regresaron a Australia y se establecieron en Sydney, fundamentalmente porque mi madre debía atender una propiedad compartida, sobre la que mi padre tenía intereses, junto con otros tres hermanos mayores. Tanto la familia de mi padre como de mi madre eran granjeros y pequeños terratenientes provenientes de Somerset, Inglaterra. Mi abuelo White había emigrado a Nueva Gales del Sur en 1826, como capataz de granja, y recibió unas grandes extensiones de tierra en Upper Hunter Valley. Ninguno de mis ancestros desarrollo acción alguna merecedora de ser recordada, tal vez excepto una leyenda que indicaba que una estaba loco por el rey Edward II.

Mi abuelo Withycombe emigro posteriormente en el siglo XIX. Después de su casamiento con una australiana, él y mi abuela se embarcaron hacia Inglaterra, pero regresaron cuando mi madre tenia un año de edad. El abuelo Withycombe parece que tenia dificultades para establecerse; fue saltando de una propiedad a otra, para finalmente recalar cerca de Muswellbrook en Upper Hunter. Mi padre y madre eran primos segundos, aunque prácticamente no se conocieron en persona hasta su matrimonio. Los Withycombes proporcionaron menos materiales interesantes que los Whites. En general los Whites permanecieron vinculados a la tierra, y se asociaba a nivel de comentarios que aquel miembro de la familia que dejase la tierra sufriría algún tipo de problemas. Llegar a ser algún tipo de artista era impensable en ese entorno. Aunque diariamente yo era orientado para llegar a ser un granjero o terrateniente, en realidad de una manera inconsciente, yo también sabia que eso no iba a suceder.

Mi infancia fue enfermiza. Se me detectó una enfermedad cuando aun no se conocía que era asma, y por ella pocos me aseguraban una larga supervivencia. Como resultado del asma, únicamente asistía a la escuela en la ciudad de forma esporádica, y únicamente visitaba Sydney de manera breve, los violentos ataques de asma me tenían poco menos que aislado en las Blue Mountains. Probablemente inducido por mi enfermedad, comencé a leer y a escribir desde una edad temprana, y mis esfuerzos literarios surgieron alrededor de los nueve años, fundamentalmente poesía y obras dramáticas. Cuando tenia trece fui enviado a una escuela en Cheltenham, Inglaterra, pues mi madre tenía la opinión de que lo "ingles" era mejor, y mi padre, que era un australiano chovinista, respetaba la mayoría de sus caprichos. Después de haberme dejado instalado en mi "prisión" inglesa, mis padres y hermana me abandonan para irse a Australia. Recuerdo que a pesar de tener algunos días libres para visitar los teatros o los cines de Londres , pasé unos cuatro años de vida miserable como un colono en una escuela inglesa. Mis padres regresaron para unas largas vacaciones cuando yo tenia dieciséis años, y entonces hicimos viajes por Europa, incluyendo Escandinavia. Noruega y Suiza me dejaron una impresión muy particular en mi y al tiempo descubrí a Ibsen y a Strinndberg en mis tempranos veinte - un gusto que mi maestro deploraba "Tienes un gusto morboso que tengo que lograr que superes" y lo cierto es que logró precisamente lo contrario.

Cuando yo estaba alcanzando los dieciocho persuadía a mis padres para que me dejasen retornar a Australia y al menos pudiese comprobar si me podía adaptar a la vida en aquella región antes de regresar a Cambridge. Durante dos años trabajé como granjero, primero en las montañas del Sur, luego en la propiedad de un tío Withycombe en el riguroso norte, plagado alternativamente por las sequías y las inundaciones. Recuerdo haber nadado con mi caballo entre ríos desbordados para ir a recoger el correo, y comer ortigas cocidas durante la escasez de vegetales. La vida en si mismo no era desagradable, pero los temas únicos de conversación eran el tiempo y la lana. Yo desarrollé el habito de escribir novelas detrás de la puerta cerrada o en la mesa del comedor mientras mi tío cenaba.

Lo mas duro fue que, después de haber sido considerado "colonial" en mi escuela inglesa, ahora era un "campesino" para los oídos de mis compatriotas. Yo apenas me atrevía a abrir la boca, y en cuanto pude aproveché la oportunidad para escaparme al King's College, de Cambridge. Aun cuando la Universidad fuese otra versión de la escuela, había decidido que podía perderme como una anónima partícula en el Londres que yo adoraba.

En verdad disfruté cada minuto de mi vida en el College, especialmente el descubrimiento de la literatura francesa y alemana. En cada vacaciones visitaba Francia y Alemania para practicar los idiomas. Escribía abundantemente, obras malas, regular poesía. Entonces, después de obtener mi graduación llegó el momento de tomar la decisión ¿que hacer? Era embarazoso anunciar que deseaba quedarme en Londres y hacerme escritor cuando no tenía nada que mostrar. Para mi sorpresa, mi padre perplejo, que jamás había leído mas allá que periódicos y panfletos, y con quien apenas podía mantener una conversación si nos encontrábamos a solas en una habitación, aceptó entregarme un pequeño dinerillo para sobrevivir mientras intentaba escribir, hacerme escritor.

En este período de mi vida estaba entusiasmado con el teatro y asistía tres o cuatro noches por semana. Yo trate infructuosamente trabajar entre bastidores. Continué intentando escribir obras dramáticas tan malas que afortunadamente nadie produciría, así como nadie hizo la crueldad de publicar mis novelas tempranas. Algunos bosquejos y textos salieron en revista tópicas. Algunos poemas aparecieron en revistas literarias. Entonces, a comienzos de 1939, una novela que había logrado terminar, titulada "Valle Feliz" fue publicada en Londres, debido al hecho de que Geoffrey Grigson, el poeta, por entonces editor de la revista New Verse que había aceptado uno de mis poemas, era asimismo lector en una editorial. esta novela, aunque carente de originalidad y en muchos sentidos insignificante, fue suficientemente bien recibida por los críticos para hacerme sentir que me había convertido finalmente en escritor. Viaje a Nueva York esperando repetir mi éxito, en donde estuve recorriendo varias editoriales que no aceptaban mi trabajo, Finalmente Viking Press, luego mis editores americanos durante toda mi vida, aceptaron en tomarme como autor.

Esta situación personal tan estimulante fue estropeada por el comienzo de la guerra. Durante los primeros tiempos, sin demasiados incidentes reseñables, rondando entre Londres y New York, pude escribir una segunda novela, "Los vivos y los muertos" aunque de forma apresurada. En 1940 fui comisionado como oficial de inteligencia de la RAF (fuerza aérea) a pesar de mi completa ignorancia de lo que debía de hacer. después de algunas espeluznantes semanas fui enviado desde Groenlandia a las Islas Azores en un bote con un grupo de oficiales de inteligencia tan inexpertos como yo, hasta que finalmente atracamos en la Costa de Oro (Gold Coast), para volar en exóticas etapas a El Cairo, en un aeroplano que parecía de la antigua ciencia ficción de Julio Verne.

La participación que tuve en la guerra fue muy insignificante. Mi trabajo como oficial de inteligencia de operaciones era poco útil. Gran parte del tiempo fue nos dedicamos a avanzar o retroceder a través de desiertos, en esperar en carpas atestadas por la arena y polvo. Por lo menos vi algo de casi cada país en el Medio Oriente. Ocasionalmente, durante esos años, bombas o disparos nos recordaron lo que debía haber sido una realidad. No obstante, resultaba imposible escribir, y esto fue la explicación de mi estado de ánimo: mi yo imperfecto se ha sentido realmente vivo en las ficciones que yo creaba.

Quizás los momentos más importantes de mi guerra fueron cuándo, en el desierto occidental de Egipto, concebía la idea de para escribir algún día una novela sobre un megalómano alemán, probablemente un explorador en Australia de siglo diecinueve, y cuando conocí a mi amigo griego, Manoly Lascaris (*), que ha permanecido como soporte de mi vida y trabajo.

Después de la desmovilización decidimos volver a Australia donde compramos una granja en Castle Hill en las afuera de Sydney. Durante la guerra había pensado con ansia en el paisaje australiano. Esto, y el cementerio de Londres de posguerra, y el innoble deseo de llenar mi estómago, me condujeron a quemar mis puentes europeos. Mientras tanto, en Londres, en Alejandría al salir, y sobre las cubiertas de diferentes navíos, estaba escribiendo The Aunt's Story.


Imagen de Manoly Lascaris cuando se conocieron. "..este pequeño griego de inmensa fuerza moral, que se convirtió en el mándala central de mi vida y destino..." escribió White sobre su amado.
Era estimulante sentirme otra vez libre para expresarme, pero nadie comprometido en ordenar los escombros dejados por una guerra mundial podía tomar mucho interés en las novelas. Los australianos, que estaban menos involucrados, estaban también menos interesados. La mayoría de ellos encontraban el libro ilegible, justo como nuestro discurso era ininteligible durante esos primeros años en Castle Hill. Nunca me había sentido tan extranjero. El fracaso de "Historia de la tía" y la necesidad de aprender una lengua de nuevo me hicieron plantearme si debía volver a escribir. Nuestros esfuerzos en el cultivo - fruta en crecimiento, verduras, flores, perros de reproducción y cabras, eran de aficionados, pero también consumidores. El agujero en el que vivimos, o quizás el polen del paspalum que estaba amenazando con envolvernos, o la sospecha de que mi vida había tomado una curva equivocada, provocaron los peores ataques del asma que hasta entonces había experimentado. En los dieciocho años que pasamos a Castle Hill, esclavizados por los árboles que habíamos plantado, me lo pase entrando y saliendo de los hospitales. Sobre 1951 empecé a escribir una novela que llamé A Life Sentence on Earth, pero que luego la desarrollé en The Tree of Man. Bien recibida en Inglaterra y en los Estados Unidos, fue recibida con los gritos del desprecio e incredulidad en Australia. Las críticas que siguieron, no fueron lo mejor: era "Místico, ambiguo, oscuro"; un periódico imprimió su evaluación bajo el titular "El novelista más ilegible de Australia". y así (y también referentes a otras novelas, fue mediante muchas maneras infinitamente humillantes, cuando yo, un extranjero en propio país, aprendí de la experiencia personal.


En 1964 dejamos Castle Hill, y nos mudamos al centro de la ciudad. Mirando atrás, pienso que siempre he tenido un deseo inconsciente de realizar mi vida en círculo regresando a los lugares de mi infancia, tanto como el deseo de prolongar mis ámbitos escribiendo sobre australianos más sofisticados:The Vivisector y también The Eye of the Storm. En los alrededores del Centennial Park, un paisaje idílico que rodeaba la metrópoli, he tenido el mejor de ambos mundos. He tratado de celebrar ese parque, que representa con mucho lo mejor de nosotros, en "El ojo de la tormenta" y en algunas de las novelas más breves de The Cockatoos.. Aquí espero continuar viviendo, mientras tenga fortaleza.


(*) Manoly Lascaris fue el compañero del escritor durante casi cincuenta años. Nació en 1912, en Egipto, de una familia griega con vinculaciones a los emperadores de Bizancio. El padre era griego y la madre norteamericana. En 1941, mientras esperaba para alistarse en la armada griega Lascaris conoció a White, y ambos se enamoraron. Habian de pasar aun seis años para que Emmanuel George viajase a Australia para instalarse definitivamente con White. Fallecio el 13 de noviembre de 2003, a los 91 años de edad.


Fuente: Lecturas de los premios Nobel 1968-1980. Edit. Científica de Singapur. En Isla Ternura

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