Un día una luz blanca se detuvo en mi ventana abierta.Al ir a tocarla se desparramó por mis dedos y en la palma de mi mano hizo nido.Quieta.Irradiando destellos de cristal se tornó azul.Habló para mí y un tintineo de cascabeles al viento se esparció por la habitación.Pensé que soñaba;sin embargo escuché:
-Qué deseas?-Me dijo.
-Para mí nada.Solo anhelo que Dios tome de la mano a mi hijo porque sé que caminando a su lado aprenderá a hacerse sendas;anhelo también el perdón de mis muertos y la alegría de mis vivos;sería feliz si en el mundo se repartiera el pan,la paz y la hermandad-Pedí como un torrente.
-Y tú , qué quieres para ti?-Volvió a interrogarme la luz,cada vez más brillante y azul.
Sin vacilar respondí:
-Si poseo esas bondades...morir.-Así de firmes y sinceras sonaron mis palabras.
-Sea-Dijo el ser de luz y así como cerró alas en mi ventana,las abrió y se alejó.Sobre mi palma tibia vi nítidamente reflejada la presencia de Dios.
No he muerto.Me desperté.
Autora:Antonia Blasa Martín Pérez.
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