Pinter nació el 10 de octubre de 1930 en Hackney, un barrio de obreros industriales del East End de Londres. Allí pasó su infancia y vio de cerca la violencia, que años después incorporó a sus piezas teatrales bajo distintas formas.
Hijo único de un sastre de ascendencia judía, a los 13 años rechazó la religión y a los 18 se negó a cumplir el servicio militar como "objetor de conciencia".
En otras palabras: su conciencia no le permitía portar armas.
Estudió en la Real Academia de Arte Dramático de Londres y aunque se inició en la poesía, su interés se orientó hacia la dramaturgia. Entre 1951 y 1956 se fogueó como actor, participando en giras teatrales por Irlanda e Inglaterra interpretando obras de Shakespeare, bajo el seudónimo de David Baron.
La obra literaria de Pinter incluye 29 piezas de teatro, 22 guiones, poemas y algunos ensayos. Tiempo atrás comunicó su renuncia al teatro para dedicarse a la poesía y al ensayo político. Aunque en realidad su obra teatral y cinematográfica siempre fue expresión de su pensamiento político.
Aunque en su obra procuró sintetizar el teatro del absurdo de Beckett y Ionesco con el de los "iracundos" ingleses, Pinter mantuvo sus ideas contestatarias de manera inclaudicable durante toda su vida: condenó el golpe de Estado que derrocó en Chile al presidente Salvador Allende; se opuso al gobierno de Margaret Thatcher; en 1996 rechazó el título de Caballero que le ofreció el gobierno británico, porque le parecía "sórdido"; criticó a Tony Blair por su actuación en la guerra de Irak, a la que calificó de "masacre premeditada", y definió a los Estados Unidos como un país "dirigido por una pandilla de delincuentes". También arremetió contra lo que denomina "la nueva dictadura de las élites empresarias". Desde hace algunos años integra el Comité para el Desarme Nuclear.
Pinter es autor de una obra dramática profunda, a veces virulenta y obsesiva, que hizo escuela y modificó parámetros de la puesta en escena. Fue un pragmático que en ocasiones se permitió jugar con lo trivial y lo absurdo.
Desmontar las contradicciones que subyacen en las relaciones humanas e indagar en la naturaleza del poder y los peligros del fascismo cotidiano, fueron algunas de las preocupaciones que Pinter demostró en su obra teatral. También la traición entre hombres por causa de la mujer y la lucha entre el mundo exterior (el medio social) y el individuo.
Entre sus obras más recordadas cabe mencionar: La habitación (1957), El montaplatos (1957), La fiesta de cumpleaños (1958), El cuidador (1959), El amante (1963), Los enanos (1963), La vuelta al hogar (1965), Viejos tiempos (1971), Tierra de nadie (1982), Luz de luna (1994), Cenizas sobre cenizas (1996) y Celebración (1999).
A comienzos del mes de octubre del 2005 la Academia de Suecia le otorgó el premio
Nobel de Literatura. Es el tercer dramaturgo galardonado en los últimos 36 años.
Los anteriores fueron el irlandés Samuel Beckett y el italiano Dario Fo.
Fuente: www.alternativateatral.com
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