de Dante Medina
Cuando ya te había mandado
hasta tu cuarto
Todas las flores del jardín que me quedaba
en el planeta
Los efluvios de mi corazón -volcánico a veces
Y algunos maremotos cuando me encabronaba
Viendo que no podía comprarte una isla
decidí regalarte un teléfono celular
Y te quejaste como una prisionera
Te retorciste como si acabara de regalarte el grillete
que con veinticinco tonos de marcar
te regalaba
Para que sonrieras te dije
que ahora sí te iba a dejar salir a donde tú quisieras
Pero que quedaba estrictamente prohibido que apagaras tu teléfono
Y no te sonreíste, y eso es lo que quiero reclamarte:
tu falta de agradecimiento
Que no entiendas todo lo que hago para estar cerca de ti
Para que no te vayas.
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