de Dante Medina
En el año 2000 me acosté
con una virgen
Cuando ya estaban bastante escasas
En el año 2001 me acosté
con otra virgen
Cuando ya la UNESCO las había declarado
especie en extinción
Mis amigos me felicitaron
envidiosamente
Los más honestos llegaron a declarar
sinceramente
que nunca en sus vidas se habían topado
con una virgen
Entonces, ¿por qué estaba yo triste?
Les contesté que porque las vírgenes no hacen feliz
Pero les estaba mintiendo
Estoy triste porque tú no me has llamado por teléfono.
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