de Alfonso Cortés
Cuando, en el tumulto de la Tierra,
sientan los seres su soledad,
dará una tregua eterna la guerra
del Ruido; hundirá en la antigüedad
sus pasos el Hombre y la Mujer,
surcarán la arruga de la frente
de Dios, donde del éxtasis de Ayer
se alza vapor incesantemente.
¡Y quedarán los enamorados
-como despiertos- y dos a dos,
la mirada fija en los Sagrados
Poros, de eterno sudor bañados,
de la frente arrugada de Dios!
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