de Teodoro Llorente
Romance lugareño
La penumbra del ocaso
Desciende ya de la sierra,
Y a las oraciones llama
El esquilón de la aldea.
En lo más hondo del valle
Vierte un manantial sus perlas;
Musica le dan los mirlos,
Sombra le da la arboleda.
Por agua viene una moza,
El cantaro en la cabeza;
Su faz de rosas da envidia
A la misma primavera.
Pone el cántaro á la fuente
Y en dura roca se sienta;
Los dulces mirlos le cantan,
Los arboles la sombrean.
Ya esta lleno el cantarito,
Ya esta lleno de agua fresca;
La bella no lo recoge:
¿En que pensara la bella?
Un labrador con su yunta
Cruza la proxima senda:
-"¿Que haces en la fuente, niña?
¿No ves que la noche cierra?
-Para mi pobre hermanito
Busco nido en la maleza,
Pues he prometido darselo
Si mañana va a la escuela".
Por la fuente el pastor pasa,
El pastor con sus obejas:
-"¿Qué haces, niña?El sol se ha puesto,
Y los lobos andan cerca.
-Mi madre, mi pobre madre,
Es anciana y esta emferma;
Para darle aliento y vida,
Busco aromaticas yerbas".
El cura con su brevario
Hacia el pueblo da la vuelta:
-"¿Que haces, niña?La campana
Te esta llamando a la iglesia.
-Flores no tiene la Virgen,
Y mañana, padre, hay fiesta;
Para su altar hacer quiero
Dos guirnaldas de violetas".
Ya el labrador con su yunta,
Ya el pastor con sus obejas,
Ya el cura con su breviario,
A paso lento se alejan.
Ya con gallarda soltura,
Saltando de peña en peña,
Baja el valle con sus perros
El cazador de la selva.
-"!Dios te guarde, niña hermosa!
-!Cazador, Dios te proteja!
-¿Por quien vienes a la fuenta?
¿Por quien bajas de la sierra?
-¿No lo dice mi alegria?
-¿No lo dice mi vergüenza?
-Soy quien ansioso te busco.
- Soy quien ansiosa te espera".
Y tiernamente se abrazan
El cazador y la bella,
Y mudos callan los mirlos,
Y obscura la noche cierra.
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