Desde pequeño había soñado con esos caballos blancos con una especie de cornete en la cabeza, siempre soñó con ellos, hasta el día de su partida. Esperaba en la estación, sentado en un pequeño banco de madera, color verde, como las olivas. Faltaban cinco minutos para la llegada del tren que lo llevaría a la ciudad, en ese momento vio uno de esos caballos, en la vía, estaban ahí, salto del banco y bajo a la vía, quería tocarlo, quería sentir la sensación del tacto de sus manos en esa protuberancia. No se dio cuenta, el tren llegó a la estación sin avisar. Quedó su cuerpo tendido entre las vías, el caballo blanco a su lado, desprecia una inmensa luz blanca, y al tocar el cuerpo de Weiss, este despertó, se levantó y subió al andén. Weiss no sabía exactamente si estaba soñando o estaba despierto, la estación estaba vacía, tan solo un caballo blanco con una especie de cornamenta en la frente, algo que solo había visto en los libros de cuentos fantásticos.
El caballo empezó a susurrarle en el oído algo, Weiss estaba aturdido y confundido, también hablaba, durante varios minutos escucho atento todo aquello que aquel ser le decía, parecía increíble, pero hablaba. El caballo se despidió de él.
Weiss no fue jamás la misma persona a partir de aquel día. Pero, siempre supo que el caballo le había devuelto la vida.
El caballo le confío un secreto, algo que debía realizar en los próximos tres años, a partir de entonces, su vida daría un giro, ya no sería el mismo, si conseguía su propósito, salvaría a muchas personas, él había sido el elegido.
La misión consistía en convencer a ciertas personas para que dejaran su modo de vida y se unieran a Weiss, recorrer los países más pobres y ayudar a las personas necesitadas, sin ningún tipo de compensación. Aquello era prácticamente imposible pensó Weiss, hoy en día todos quieren algo a cambio, nadie da nada por nada, nadie deja su placentera vida, su trabajo, sus amigos y se convierte en misionero de las causas justas.
Pero, el caballo se lo había dicho claro, debes convencer a cinco personas, todas ellas con estudios, situación laboral excelente, con propiedades y que no hayan ayudado a nadie nunca.
Weiss empezó su lucha y captó a esas cinco personas, despúes de pasar por innumerables situaciones de verdadero estrés, los había convencido, solo le hacía falta una palabra, y esa fue la que cambio el pensamiento, el sentimiento, la decisión de esas cinco personas. La palabra fue sangkatauhan.
Gracias a ella todos cambiaron el mundo, i a partir de entonces la magia de una luz blanca que aparecía en el cielo cada dos meses hizo que en poco tiempo no existiera ningún ser humano sin comida, educación, una casa donde cobijarse.
Weiss cumplió su cometido, pero no sin que después de mucho tiempo el caballo se le apareciera y le pidiera un último deseo…………
de Lois Tarranco
Edad: 44 años
País: España
8 comentarios:
Me ha parecido muy entretenido, con un fondo humano, y con mucho sentimiento. A veces las ilusiones son el reflejo de la bondad, de lo que deseamos, y de lo que queremos hacer por los demás.
El relato me ha parecido fantástico. Resalto en él, tu poder de lucha, esa forma tan singular de querer que todo cambie, a partir de buenos actos, de sencilléz y sinceridad. Tu sentimientos reales, diarios, los dejás bien expresos en este escrito.
Saludos.
Daniel Fernandez.
Gracias Daniel eres fantástico, espero que algún día podamos compartir un buen asadito y una buena copa de vino y hablar de todo eso que tanto nos importa. Besoss Marian
Gracias amigo Daniel, es un placer poder contar con vosotros y que me deis esos ánimos, muchas gracias...un beso Marian
Mi unicornio blanco es una utopía. Pero necesitamos utopías para vivir.
Todo en la vida tiene algo de utopía, creo que es un buen relato porque nos relata la obra que hacen muchos en este mundo, son pocos pero los hay, esos que dejan todo por los demás, eso no es utopía eso es bondad, humildad, generosidad...
Hola soy un entusiasta de los relatos ficticios pero que en realidad el fondo es real, esos en que mediante algunas grandes metáforas reflejadas en seres como animales, hadas, duendes, no dicen las cosas buenas de la vida...
Gracias a todos por compartir mis letras y mis sentimientos, quizás si que la vida en muchas ocasiones sea una utopía, pero podemos hacerla mejor. Besoss
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