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Herencia

Calláte no pienses más.
Somos devorados, sabroseados, degustan nuestra piel para contentar su caníbal interior. Y ¡lo peor…! sucede por herencia: hace unos cuantos años, todas las almas dieron a luz su vampiro íntimo; pero además del bribón vampiro que dijo: “cuando nos volvamos a cruzar… ¡Preparáte!”, nació su sombra, esa que nos acompaña y demuestra los restos del festín. Nuestra alma sabroseada.
¡Es evidente que me autoengaño! Mis deseos se disfrazan: distingo dos o tres cuchillos, algunos australopithecus se visten de Monalisa y lisa quedan. Abren el ropero, eligen el esqueleto, los músculos, la piel, recolectan algunas células, danzan con algunos indios, se ponen alguna corbata (como si pasaran por niveles). Y qué sé yo cuántas cosas más hacen mis deseos. Me abandono, como lo hace “neo” con “logismo” o “pre” con “visión”. Seré otro sin historia, como una pesadilla irrecordable; otro que hace justicia. El momento llegó, debo escribir mis leyes. Ahora ni siquiera recuerdo al otro que fui y ¡menos que menos!, reiterar sus movimientos hasta el punto de imaginar su cuerpo y mente antes de morir.
Tiempo atrás creíamos saber todos los colores, confiamos en la experiencia vital de la interacción. El pasado… Pero un día mezclamos. Vimos dimensiones y creemos ser sociables. Aunque grabadas en el entrecejo tengamos las huellas del canibalismo.
Abriré la puerta de calle, me acompañará la mala sombra, no hará frío. Algunos niños pedirán limosna. Sus abuelos no tendrán la misma claridad de aquellos ojos. Sobre suelo liso y quizás suave, de alguna zona oscura o blanca, gritarán el discurso heredado. Nos parece antiguo: ¿errado? ¿correcto? Voz, ¿quién soy? ¿preguntas? La confusión de la sociedad logrará que sea testigo de un accidente humano: dos hombres se habrán enfrentado y uno de ellos morirá por una apuñalada. El diario seguro lo pondrá en primera plana. Entonces me acercaré para ser protagonista de la multitud. Entre las piernas de mujeres y hombres se encontraría mi suegro muerto, el mismo que violó a Susana, mi hermana, su presa.
El vampiro bebió mi sangre, vació mi estómago para socorrer los restos de verme entre los débiles.
Hice una llamada.
El descanso fue grato, vuelvo a mi puerta, al fondo. El patio. Celeste no sabe nada del otro y sirve la mesa, por supuesto, como si nada hubiera pasado. Ella aún cree que su padre está adelante mirando televisión.
-¿Te sentís bien?-pregunta.
La ignoro. Sirve la mesa, acomoda los dos platos, los dos cuchillos y los dos tenedores. Voy en busca de los vasos y pienso: pronto estaremos preparados para devorar, someter a violación un pedazo de carne, cortarlo, masticarlo y mover el cuchillo mientras hablamos con la boca llena.
-¿Qué comeremos, querida Celeste? Pregunté a propósito, sabiendo que no comería su comida.
-Y… es un secreto que descubrí en una revista de cocina ¡No te lo pienso decir!-contestó ella.
Imagino una mesa, una familia, muchas familias a punto de comer. Todos en ropa interior blanca, platos blancos, cubiertos y vasos de plata. Todos le pegan a la mesa con los cuchillos. Exclaman: “tenemos hambre, queremos comer”. Algunos cuchillos se clavan en la madera, el que sostiene el niño más pequeño también. Empieza a luchar, quiere desprenderlo, su inocencia no le deja ver que ya está clavado en ritual. Lo toma de las dos manos, tira hacia arriba. No logra nada, porque nadie logra nada ante un acontecimiento tan cotidiano, tan… que pasa desapercibido.
-¿Qué comeremos, querida celeste? ¿Será un cuerpo?
-¿Desde cuándo tomás alcohol?
Celeste responde con una pregunta fuera de contexto. Pero me hace pensar: ¿Tantas preguntas para al fin y al cabo dominar un cuchillo, cortar un pollo, romperles sus alas, triturar su pescuezo, desgarrar sus muslos?
El niño que pide limosna es el único salvado. Él come pan de salvado. Muy difícil que aprenda a dominar el cuchillo. Casi lo puedo ver como un dios. Vivir de las limosnas, cultivar limones, ser un granjero, tener una chacra. Tantas cosas es ese niño. Tantas actividades hacemos sin fruto alguno. ¡Sí! Plantamos la semilla, pero ese es el único fin: hacer un agujero sobre la tierra, enterrar, tapar y dejarlo ahí… No voy a contarle nada, voy a callar, a enterrar mi voz en mis labios. Soy un cobarde y como tal me queda por preguntar otra vez con doble intención:
-¿Cuál será mi presa?
-No te preocupes tanto, si al fin y al cabo vas a terminar comiendo igual, hasta la vas a digerir. Es como cuando te dicen una mala noticia, los tenés que masticar mentalmente hasta que digieras esas palabras que derrumbaron ¿Cómo te puedo decir? Esa pequeña habitación que construiste, ese diminuto esqueleto…-contesta ella.
-Sí, al fin y al cabo…es una frase mía, no te copies.
-Como para no hacerlo...¡La vivís repitiendo!
-Al fin y al cabo tu padre murió y ahora nos espera una habitación o sinónimo de nuestra escupidera que muchos llaman caña fuerte o vino tinto.
Ahora parece que ella se cruza con su vampiro, en sus ojos se expresa la llegada al mundo de un nuevo dolor y por lo tanto único. Su cara pasa de un rojo fuerte a un naranja agua. Se manifiestan todas las intenciones de hacer una diablura: clava la cuchilla sobre mi tabla de madera.
-¡Sos una completa caníbal!
Me doy cuenta de que dije cualquier cosa, estuve mal, porque sé que toda manifestación caníbal no complace completamente a los deseos salvajes.
-¿Qué vamos a comer Celeste, será mi cuerpo?
Y si le dijera que mate a su padre, ¿podrá completarse o despertar su herencia salvaje? ¿Y si mi hermana quería acostarse con un caníbal y le pidió a su padre que le pegara, la cortara, la quebrara o si realmente no lo pidió? Siento que hay muchos otros dentro de mí que transpiran por miedo a morir.
Calláte no pienses más.
-¡Bueno! Mi Cielo, no quiero que sea el día más largo de tu vida. Te pido disculpas desde el fondo de mi negrura. Vos ya sabés que el alma es un circo negro con acróbatas blancos y un espectáculo vacío de vez en vez.
-¡No me hables más! No sé cómo hacer para contenerme. Te pido que prevengas lo que digas o vas a sentir mi dolor.
-Esperamos un hijo, cuidemos nuestra unión. Sé que la situación es dolorosa, pero hace tiempo te prometí: “cuando muera tu padre conocerás a mi familia”. Ha llegado el momento. La vida está formada por niveles y este es el nivel que tenemos que concretar. Los llamé por teléfono; nos esperan con la mesa servida. Celeste aceptó sin vacilar un solo segundo. Quedé completamente sorprendido.
Fuimos a la casa en la cual mis padres tuvieron sexo, de manera salvaje y así formaron mi ser. Nos recibieron alegremente, y cuando Celeste les contó que esperábamos un hijo, aún más se alegraron. La noticia había generado un ambiente de éxtasis puro. Nos ubicamos en el comedor, donde a demás de las sillas y las mesas, estaba el televisor. Entró mi padre con la bandeja sobre una mano; cargada de carne asada, achuras, chorizos y morcilla. Nos sirve agarrando los pedazos con la mano. Los tira en cada plato y se sienta. Mis padres tenían muchas ganas de conocerla y por eso hablaron todo el tiempo de ella. Mientras comíamos pensaba que mi padre quería coquetear con Celeste, pero la confirmación del coqueteo vino después. Pasó algo en el televisor, me lo perdí, todos se reían. Mientras tragaba un pedazo de carne oí la risa de mi madre exactamente igual que la de Celeste. La imitaba a la perfección y luego de oírla otra vez, sentí que los recuerdos de mi madre empezaban a desaparecer de mi memoria. Cuando terminamos de comer, mi padre le ofreció un escarbadientes a mi Cielo y ella lo aceptó con una sonrisa, a pesar de que nunca había usado uno. Con el pretexto de ver televisión acomodaron las sillas más juntas. Entonces quedó Celeste junto a mi padre y yo a mi madre desaparecida. Pasamos un rato así. Vi a Celeste tomar un cuchillo, abrazar a mi padre y luego apuñalarlo en el cuello. Mi vampiro estaba llorando y callé, creo que pude eliminarlo definitivamente con el perdón.
Sucedió, al fin y al cabo, mostró su interior y todos terminamos en el hospital, hasta que vi un grupo de hombres que se llevaban a Celeste para declarar.
Pensé: él niño nacerá encerrado y quizás protegido del vampiro ja ja ja.



seudonimo: Emmanuel Trozz
pais: Argentina
edad: 25 años

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