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Manicato

de Antonia Blasa Martín Pérez

Capítulo VIII
Instintos


Maka tiene sus buenos o malos momentos,que eso no puede decirlo quien viva fuera de la piel de un ave.Mi avecilla no tiene vuelo y es prisionera voluntaria;pero prisionera.No sé si se queda a mi lado porque me ama o porque desconoce la libertad.
Días hay en que se encierra en su soledad de ave;son días para su instinto y yo se lo respeto.No reconozco entonces la suavidad de su plumaje:erizada y en danza extraña y majestuosa,se cubre la cabeza con el ala y creo que sueña con el amor.(¿Cómo será el amor de las aves?).Su lenguaje se torna hechicero y desprende de su cuerpo un olor a monte que presagia el intento de alguna fuga.Entonces yo respeto su intimidad y me repliego,cubro su juego amoroso con una cortina de gasa azul para no presenciar sus devaneos en soledad.
Después todo pasa...se baña en el agua clara de su tina y lava su cuerpo y su sangre.Regresa del ensueño de sus amores imaginados y viene hasta mí convertida en la inocente avecilla que comparte conmigo caricias y ternura.Ahí le abro la puerta de la jaula amplia que es mi casa para que vuele hasta donde la conduzcan sus instintos;pero se aventura hasta el alero y pensativa o indecisa,(creo en ambas) da la espalda de sus plumas al sol y vuelve a refugiarse entre mis manos...Viene como de un baño de luz.

Capítulo IX
Arlequín


Maka es mi Arlequín en el palacio de la soledad inclemente que es mi destierro del amor.Su presencia lo llena todo.Ella lo sabe porque hace fiesta con su aprendizaje y desocupa mi pensamiento que se recrea en la magia de sus juegos y habilidades ...Penetra desde el encanto de sus malabares hasta la jungla de las penas y las deshace suavemente...anida y no deja lugar sin cubrir.
Su vocabulario es amplio y preciso.Más preciso que amplio para ser justos.Con sus precisiones me pone de volteretas ,por graciosas y simpáticas.Lo de la amplitud son cosas del cariño,porque de trabalenguas y secreteos, a fe mía que no se le entiende ni lo más mínimo;pero yo la secundo en ese juego de lenguaje y quién sabe lo que nos decimos.Eso sí,repite su nombre a la perfección y no de a una;sino sin punto,ni coma,ni pausa para su hablar.Pide "besitos" como por menudeo.Al primer "bechito" le sigue un caudal de lo mismo,entonces ladea su cabeza tallada y con su pico entre mis labios,se bebe los besos;unas veces silentes y otras,con rara estridencia,como los besos de adolescentes cuando estrenan sus bocas.y luego de los besos la muy pícara suelta:"Ay,qué rico" y así hasta que me canso y la devuelvo a su nido de mimbre con un "basta".Mi cotorrita pide pan,pide besos,pide agua...¡No se cansa de pedir!.
Nombra a todos los miembros de la familia e imita sus risas y sus voces y aprendió una palabrota de esas que no se escriben en los libros,ni se dicen tampoco;pero yo se lo permito y ella se complace en ser soez.
¡Cómo silba mi ave sonora!.Pareciera que un violín es su garganta.Despierta al barrio con sus conciertos y los niños se arremolinan en la ventana para disfrutar de su arte.Pero lo que mejor hace mi Maka es cantar al compás de alguna melodía salida de la radio y por supuesto...¡bailarla!.
Hasta alpinista es la muy bribona,a la espuela de sus uñas no se le resisten cintas,cordones,cables...escala a veces,cabalga también y luego en la cumbre de lo que haya conquistado, planta sus banderas de risas y parloteos.A
veces mi Arlequín es más que eso.Mientras escribo o leo,hace nido con el pelo sobre mis hombros y desde allí parece que lee y que escribe,porque se ha bebido más de una lágrima indiscreta que ha hecho camino por mi mejilla.Y entonces se queda calladita y respetuosamente me da un beso sin que yo se lo pida.Para mí, ha cambiado su traje y me regala el encanto de su verde plumaje para que mis ojos se lo beban y recobren la esmeralda perdida por las penas y los años y para que olviden alguna cosa fea que la luz ha guardado en mi pupila.

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