A los que viven solos en los desiertos mundanos,
a los que conocen los secretos de las más altas montañas
y bajo sus pies se extienden los valles luminosos de la vida.
Aquellos que pueden volar con la mirada
y descubrir lo profundo de nuestros lagos interiores,
aquellos que conocen los pliegues de heridas
y el contorno rugoso de nuestras islas.
A los que saben ver a través de la fronda
selvática donde los ojos ocultan nuestros goces,
por lo que no es posible mentir ni traicionarles.
Aquellos que pueden con dos o tres palabras especiales
conducirnos a locas aventuras hacia tierras lejanas
y nos dan acertijos y señales de luz
para llegar a las cimas
en medio de las noches más oscuras.
Ellos, los amigos imprescindibles,
son seres que nos muestran que existen
más de tres caminos,
si sabemos darle nuevos sentidos a los signos
que transforman el rumbo de los mares
y nos señalan puertos.
a los que hacen girar el viento
y los molinos ajenos,
que hacen llover sobre arenas desérticas
que nos cubren y vuelven dulce la sal de nuestros ojos-
Ellos, los de alas transparentes,
no es posible negarles nuestro amor,
contra viento y marea.
MARISA TREJO SIRVENT
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