Lin Yutang, ¿quién eres tú? -le preguntó una vez al autor de "La Sabiduría China", uno de sus amigos.
- No lo sé. Sólo Dios lo sabe - replicó Lin Yutang, el escritor chino que más éxito ha alcanzado en el mundo occidental y que se complace en definirse a sí mismo como un "cínico bondadoso".
Lin Yutang nació, en 1888, en Changchow, pueblo de la provincia de Fukien, en el sur de la China. Pertenece al clan de los Lin, que dio un Presidente a la China: Lin Sen. De su familia ha escrito él mismo: "Mi abuela fue una campesina capaz de notables proezas físicas: podía habérselas con una docena de hombres y obligarlos a salir de la aldea, con la punta de un palo de bambú. Mi padre fue buhonero y vendedor de arroz en las prisiones. El sabía lo que era cargar un peso sobre los hombros y continuamente nos contaba, a modo de lecciones sobre la caridad, sus experiencias, especialmente una que tuvo con un amo despiadado. Sus simpatías estuvieron siempre del lado de los pobres... En cuanto a mi madre, era un alma sencillísima y, aunque el hecho de ser la esposa de un pastor le confería una alta posición en su aldea, nunca se dio tono por ello".
En su juventud, Lin Yutang, convertido al cristianismo por su padre, asistió a escuelas cristianas, donde aprendió inglés y se especializó en temas occidentales, pero al cabo de un tiempo rechazó los dogmas cristianos. Se casó, muy joven, con Tsui-fong Liau y se dirigió, con su esposa, a los Estados Unidos. "Me dieron una beca en Harvard por un ano", contó, "pero un tonto me la quitó. Quedé aislado. No tenía dinero suficiente para regresar a la China, pero alcancé a llegar hasta Europa... Allí siguieron cuatro años de gran actividad intelectual para mí (con estudios en las Universidades de Jena y Leipzig), pero de gran falta de madurez social. Eramos un par de inocentes con mucho valor y una fe ilimitada en el porvenir, pero con muy poco dinero y experiencia de la vida. Mi esposa, que tenía más sentido común que yo, se encargaba de hacer durar los centavos en tanto que yo no tenía la menor noción de nuestras estrecheces económicas".
Al cabo de cuatro años, los esposos Lin regresaron a la China, a fin de que su primera hija naciera en el suelo natal de ambos. Lin Yutang fue nombrado profesor de inglés en la Universidad Nacional de Pekín. Al estallar los primeros movimientos estudiantiles, se puso de parte de los elementos más avanzados, presenció masacres, fue colocado en la lista negra y tuvo que ocultarse. Por último, se unió al gobierno revolucionario en Wuhan, como Secretario del Ministerio de Relaciones Exteriores; pero renunció a los cuatro meses, "cuando me cansé de todo aquello y me di cuenta de la farsa de la revolución. Entonces me gradué de escritor, en parte por inclinación y en parte por necesidad".
Lin Yutang inició su carrera fundando, en 1932, la primera revista humorística china, titulada: "Lunyú". "El humor no se admite en la China", le contó al escritor norteamericano Robert van Gelder en el curso de una entrevista. "Hay tantos puritanos confucionistas como en vuestra Nueva Inglaterra. A pesar de ello, mi revista prosperó y logramos la circulación más alta alcanzada por una revista china: 27.000 ejemplares semanales. Fue un éxito. Pero, naturalmente, eso no me satisfacía. Era un éxito relativo".
A continuación, Lin Yutang se dedicó a la literatura propiamente tal. Publicó obras en inglés y en chino, las que, a su vez, han sido traducidas a numerosos idiomas. A través de todas ellas, ha mantenido siempre la libertad integral de su pensamiento y de su pluma. "Jamás he escrito una sola línea para complacer a las autoridades, ni para halagar a nadie", ha declarado orgullosamente.
Sus primeros libros fueron "Letters of a Chinese Amazon" (Cartas de una amazona china) y, en 1928, "Chienfuchi" (Escaramuzas), a los que siguieron "Readings in Modern journalistic Prose" y "Pigmalion", de G. B. Shaw, que tradujo al chino. En 1932, publicó "Yúyenhsúeh Lunts'ung" (Ensayos Filológicos) y, dos años más tarde, "Tahuangchi" (El Viajero Solitario) y "Woiti Hua" (Me Parece), en dos volúmenes.
En 1935, apareció, en inglés, el libro que por vez primera atrajo la atención del mundo occidental hacia él: "My Country and My People", vertido al español como "Mi Patria y mi Pueblo" y calificado como "el libro más inteligente de nuestros tiempos". En él, después de establecer que "China es hoy, sin duda, la nación más caótica y peor dirigida de la tierra", entra Lin Yu-tang a analizar los hábitos de comer y de beber, de fumar y de practicar la amistad, de su raza, a la vez que hace consideraciones sobre lo que diferencia al chino del occidental y por qué no puede él adoptar las teorías políticas de este último. "No puedo aceptar la democracia en el sentido del parlamentarismo", dice, porque, en China, un parlamentario es también un funcionario" . . . "Tampoco puedo aceptar "ismo" alguno porque he visto cómo los '"ismos" extranjeros, aun los de colores más firmes, destiñen en el lavadero chino y solamente dan un horrible olor a cosa lavada a vapor. Tampoco puedo aceptar otra revolución, porque he oído el estampido de los cañones y el tiroteo de los fusiles y ya han dejado de asustarme. Cesado el estampido, la fusilería se parecía, cada vez más, a los fuegos de artificio de alguna fiesta y pronto supe que solamente se trataba de que el señor Yang celebraba su ascensión a un nuevo puesto".
Uno de los mejores capítulos de "Mi Patria y mi Pueblo" es el titulado "El Arte de Vivir", en el cual, después de establecer que no se conoce a una nación hasta que no se sabe en qué emplea sus ocios, es decir, hasta que deja de hacer las cosas que tiene que hacer por obligación para dedicarse a aquellas que le gustan, Lin Yutang enumera las ocupaciones en que los chinos emplean sus momentos de ocio: "Comen cangrejos, beben té, saborean agua de los manantiales, cantan arias de ópera, remontan cometas, juegan al tejo, comparan hojas de hierba, hacen cajas de papel, resuelven complicados rompecabezas de alambre, juegan al mahjong, emprenden juegos de azar y empeñan ropas, cuecen ginseng, contemplan riñas de gallos, retozan con sus hijos, riegan flores, plantan hortalizas, injertan frutales, juegan al ajedrez, toman baños, tienen conversaciones, cuidan pajarillos en sus jaulas, duermen siestas, hacen tres comidas en una, intentan la lectura de las líneas de la mano, charlan acerca de espíritus de zorros, van a la ópera, golpean tambores y gongs, tocan la flauta, practican caligrafía, mastican entrañas de palo, salan zanahorias, acarician nueces, hacen volar las águilas, alimentan palomas mensajeras, disputan con sus sastres, realizan peregrinaciones, visitan templos, trepan montañas, miran regatas a remo, se reúnen en las esquinas, hacen peleas de toros, toman afrodisiacos, fuman opio, gritan a los aeroplanos, despotrican contra los japoneses, se extrañan de la gente blanca, critican a sus políticos, efectúan sesiones budistas, consultan adivinas, capturan grillos, comen semillas de melón, juegan por una torta con premio, realizan competencias de linternas, queman raros inciensos, comen fideos, resuelven acertijos literarios, preparan macetas de flores, envían obsequios de cumpleaños, se hacen reverencias
Después de publicar otras obras, entre ellas un drama titulado "Confucius Saw Nancy" (Confucio vio a Nancy) y "A History of the Press and Public Opinion in China" (Historia de la Prensa y la Opinión Pública en China, 1937), Lin Yutang dio a conocer uno de sus libros fundamentales, "The Importance of Living" (La Importancia de Vivir), en que analiza la civilización occidental y problemas como los siguientes: "¿ Quién puede gozar mejor de la vida?", "El goce de la vida", "El goce de viajar", "El goce de la Cultura". La esencia de la tesis planteada por Lin Yutang en este libro, que pensó llamar "una filosofía lírica", es "Seamos razona bies", y en el opone el espíritu razonable al espíritu de fanatismo de la Europa, lleno de ansias de poder y de violencia, que llevó a este Continente al desastre de una nueva Guerra Mundial.
Hasta la publicación de esta obra, Lin Yutang había abordado principalmente ensayos literarios y obras de carácter filosófico. Con "Moment in Peking" (Un Momento en Pekín), escrita entre agosto de 1938 y agosto de 1939, abordó su primera novela, que denominó "Pequeña Plática", según la palabra china "Hsiaoshuo", que, según su propia explicación, 'no es una glorificación del antiguo modo de vivir, ni una defensa del nuevo", sino un relato de cómo hombres y mujeres de la actual China crecen y aprenden a convivir, de cómo aman, odian, pelean, perdonan, sufren y gozan". Lin Yutang dedicó su novela a los soldados que dieron sus vidas para que los hombres y mujeres de la nueva China pudieran ser libres.
"Un Momento en Pekín" se inicia en la mañana del 20 de julio de 1900, con la revolución de los boxers, y relata principalmente las peripecias de Mulán, una valiente muchacha china precursora de la nueva mujer que iba a surgir de la revolución, quien había iniciado su rebelión contra el antiguo orden negándose a vendarse los pies. La historia de sus descendientes y otros personajes relacionados con ella y con su familia prosigue en "A Leaf in the Storm" (Una Hoja en la Tormenta, 1941), que se desarrolla en medio de la guerra civil y tiene por personajes centrales a Poya, un joven rico y bien parecido, a su amigo Lao Peng, un budista austero, y a Mailin, misteriosa muchacha que ama a Poya y le oculta un pasado del cual fue más víctima que responsable.
En 1940, y después de un viaje a la China, Lin Yutang publicó en los Estados Unidos nuevos libros de ensayos. Entre ellos, "With Love and Irony" (Amor e Ironía), colección de cuarenta y nueve artículos, sobre temas diversos, publicados principalmente en la revista "Crítica China", de Nanking, y "The Wisdom of China" (La Sabiduría China), que contiene un excelente análisis y compendio del famoso libro de Laosé, el libro de las "cinco mil palabras", escrito hace más de dos mil cuatrocientos años y que, según Lin Yutang, "contiene la primera filosofía del camouflage enunciada en el mundo; enseña la filosofía de parecer tonto, el éxito de parecer fracasado, la fortaleza de la debilidad, la ventaja de ceder ante nuestro adversario y la futilidad de luchar por el poder".
En 1943, publicó un libro de índole y tono diferentes de los anteriores, "Between Tears and Laughters" (Entre Lágrimas y risas), en que abandonó su estilo amablemente irónico y abordó el problema político relacionado con el futuro de la China y su posición dentro de las Naciones Unidas. El libro es apasionado y su tono, a menudo violento. De los acontecimientos ocurridos en los últimos años, Lin Yutang derivó dos amargas conclusiones: 1) cualquiera que fuera la forma o apariencia de una Federación mundial después de la Guerra, a la China, de acuerdo con las experiencias del pasado, jamás se le acordaría una igualdad absoluta con las naciones occidentales, por tratarse de un país asiático, y 2) el convencimiento místico de que Asia debería imponerse por sí sola. "Yo vi a China tornarse fuerte y a Rusia hacerse más fuerte y a toda el Asia crecer. Sé que esta nación de 450.000.000 de seres, unida y despierta y purificada por el fuego de la guerra, está levantándose. Su fuerza está en ella misma y las naciones occidentales no pueden hacer nada por detenerla y doblegaría".
El héroe de Lin Yutang es Chiang Kai-shek, "para el cual el patriotismo no es suficiente", y el villano, Winston Churchill, "para quien lo es". Y agrega: "El problema del imperio versus la libertad nos está dividiendo. Mientras prosiga la guerra, debemos dejar ~' un lado el problema a fin de no apartarnos de nuestro esfuerzo común de guerra... Pero las semillas de la desunión ya están ....... Si la guerra no nos separa, es probable que la paz lo haga. Es absolutamente evidente que no habrá paz sin seguridad colectiva y no habrá seguridad colectiva sin la colaboración norteamericana en el mundo de las postguerra... Psicológicamente, los americanos de hoy están más prontos a renunciar al aislamiento que ciertos europeos a renunciar a la política del poder y del imperialismo. Es preciso renunciar a ambos simultáneamente. Europa sólo pide la colaboración norteamericana para implantar el imperialismo europeo... Existe el Imperio británico, el imperio francés y el imperio holandés. ¡ Hasta Portugal tiene una concesión, Macao, en la China!".
El tono de violencia de "Entre Lágrimas y Risas" es perfectamente explicable en un hombre que declaró: "Nunca he sido frío, ni desapasionado, ni diplomático al discutir la política de mi país. Nunca he sido hipócrita".
En un tono similar escribió Lin Yutang otro libro polemista, "Con lanzas por Almohada, a la espera del Alba", en el que volvió a penetrar en la China agitada por la guerra. Pero en "The Gay Genius" (Un Genio Alegre) recuperó nuevamente su desprendimiento filosófico, al abordar la biografía del poeta y pintor. Su Tung Po, nacido en el año 1036 y fallecido en el 1101, veinticinco años antes del término de la dinastía Sung que ocupó numerosos cargos públicos y fue un hombre que "sintió con claridad, escribió con belleza y obró con soberano valor, sin permitir que influyeran jamás sobre él sus propios intereses ni las cambiantes modas de la opinión.
En su vida privada como en la pública, Lin Yutang se ha caracterizado siempre por su agresiva franqueza para expresar lo que detesta. Pearl Buck, la escritora que lo dio a conocer en los Estados Unidos, dice de él: "Es inútil pretender que Lin Yutang sea un chino corriente. No lo es. Ni siquiera es un chino extraordinario. Es único. He conocido a miles de chinos, de las clases altas y bajas, educados e ignorantes, oficiales y campesinos, pero ninguno de ellos era como Lin Yutang. Es chino hasta la médula, mucho más chino que la mayoría de sus contemporáneos educados a la manera occidental. Es un gran patriota y se ha esforzado más que nadie por hacer a la China comprensible a la mentalidad occidental".
Lin Yutang dice odiar a Kant y las estadísticas y adorar la poesía, en especial la de Heme. Detesta los trajes de etiqueta porque lo hacen verse como un mozo chino. No le importa conversar con Embajadores y personajes importantes, siempre que se suprima todo protocolo. Cuando se encuentra a gusto en un grupo, se muestra encantador, ingenioso, expansivo. Pero si no le gusta el ambiente, se reviste de una especie de máscara académica, tiesa, remota. Al mismo tiempo, es un ser esencialmente contradictorio. Proclamó la filosofía del ocio y sostiene que el vagabundo chino es cl ser humano más digno que existe; luego afirmó que él era el hombre que más trabajaba en la China, aparte el Generalísimo Chiang Kai-shek. Se describe a sí mismo como un pagano, pero pretende ser al mismo tiempo religioso. Admira a Occidente, pero se mofa de la educación psicológica occidental. Le gustan las revoluciones, pero no los revolucionarios; y, por último, ha rehusado insistentemente ingresar a la política porque quiere 'ser natural con sus amigos". Tiene tres hijas encantadoras y una esposa, a su juicio, perfecta, a pesar de que se dedica a intervenirle el teléfono y a correrle las visitas, pero le deja, en cambio, fumar en la cama, lo cual, para él, que fuma a todas horas del día -afirma que su prosa está compuesta de nicotina-, constituye la prueba máxima de un matrimonio feliz.
En uno de sus ensayos, Lin Yutang expresó su ideal de la vida:
"He aquí las cosas que me harían feliz. No deseo otras. Quiero un cuarto propio donde poder trabajar. Un cuarto ni particularmente limpio ni ordenado... sino confortable, íntimo y familiar. Con una atmósfera llena de humo y el olor de viejos volúmenes y de incontables olores... Quiero trajes decentes que haya usado por algún tiempo y un par de zapatos viejos. Quiero una ducha en verano y un buen fuego con leños en invierno. Quiero un hogar donde poder ser yo mismo. Quiero algunos buenos amigos que sean tan familiares como la vida misma; amigos con los que no haya necesidad de ser cortés y que me cuenten todas sus dificultades, las matrimoniales y las demás; amigos capaces de citar a Aristóteles y de contar cuentos subidos de color; amigos que sean espiritualmente ricos y que puedan hablar de obscenidades y de filosofía con el mismo candor; amigos que tengan aficiones y opiniones definidas sobre las cosas, que tengan sus creencias y respeten las mías.
"Quiero una buena cocinera que sepa hacer sopas deliciosas y un viejo sirviente que piense que yo soy un gran hombre, pero no sepa en qué reside mi grandeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario