Florecido como una primavera
llegó a mi corazón con su almavera
fluyendo en el seno de cada latido
al frío invierno de una soledad
en el suave despertar de un sentimiento.
Empezando a sentir la calidez de un deseo
lo alimentaba tiernamente, con
la fantasía de una imaginación
y los dulces espíritus de un recuerdo
sobre esos instantes en que comenzaron,
a ser eternas.
Viviendo en el paraíso del propio ser
en los tenues sueños de cada día
las almas de un embrujo
llorarán las melancólicas tristezas
sobre los reflejos de una mirada
que cautivo la desesperación de un ente.
Emocionado por su divinidad
por el tormentoso huracán de una pasión
el placer, de su esencia transitoria
la revelaba como la diosa de un cariño
en los profundos sentires de un amor
a la mágica luz de los sentidos.
Muriendo angustioso por sus labios
montado sobre el eterno deseo lagrimoso
se estremecía de penuria afanosa
por cada caricia de su aterciopelada voz
que penetraba en los muros de un pecho.
Y a la nieblenusa albarería del futuro
y el vacío sentir de su presencia
sucumbía angustioso de pena
a la lamentosa lluvia del corazón
derramada en la inquietud del ser
con la voluminosa calidez del querer.
de Falito
España
38 años
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