Testigo

Gatilla una, dos, tres veces…. mientras estalla el sol en la sangre, en las moscas y en esa nada fortuita que camina bajo las zapatillas baratas del único vivo.
Ese soy yo. El único vivo, digo. Porque la muerte, la muerte que les saluda, es cosa de ellos.
De ellos que ríen tras sus guirnaldas de bilis y sus almuerzos que huyen entre lodo y botella.
De ellos que ignoran el verano achicharrándoles las caricias.
De ellos que están muertos, muertos, muertos…
Yo estoy vivo.
Temblando, pero vivo.
Guarda su diestra en el vaquero de siempre y corre en un alarido que despierta a los trenes. Corre y no se detiene. Corre y pierde las llaves, monedas y todos los phonos….
Corre y se siente vivo.
Debo salir de acá. Aún nadie sospecha. Todavía el llanto, este llanto, no llora en sus rostros. Todavía ellos lo ignoran…
Salta el alambre y cruza la calle. Mira hacia atrás. Allí sigue todo igual. Tal vez un perro que se acerca.
Suspira.
Respiro.
Pupila el vacío. El camino espanta horizontes…. pero él sabe que puede.
Algún días esos muertos serán tinta viva. Lo sabe…
Y entonces, recién entonces, guarda la cámara y se aleja sin sombra....

FIN

DANIEL ALBERTO CASTRILLO
30 AÑOS
LEONES-PCIA. DE CÓRDOBA-REPÚBLICA ARGENTINA