En la hoguera se incineran mis sueños
Para vaticinarlos después de prenderlos,
Allí Crece el espíritu del jabato legendario
Su sangre hizo curar mis heridas.
Alguna vez pensé en ese jinete o corsario,
Que alimentaba las ascuas,
Con historias de sus batallas,
Proezas y promesas incumplidas
Con el fuego de esa hoguera,
Quise arrancarte de mi pecho.
Pero su rojo pavor,
Ni me lo permitía.
Son ahora las llamas,
Las que huyen de un amor valiente,
Y prenden las horas en la superficie de tu alma,
Infinita e inmortal.
Ese deseo impasible,
Que desvaría mis esquemas.
Despide el olor del deseo,
Aspira a lo eterno,
Retiene el momento.
Son las hogueras las que tratan de limpiar,
Un pedazo de vida,
Que como fuego trato de avivar,
El calor despeja la duda,
Son tus besos los que me desnudan
Y convierten las aguas en espuma.
Deleita a los astros con una hoguera vestal,
Que nada tiene que ver con lo infernal,
Porque el amanecer de las horas,
Será tarde esperar,
Lo que al viento enamora.
de Zara Patricia Mora Vázquez
ESPAÑA, Cádiz
26 años
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